miércoles, 25 de agosto de 2010

moesta et errabunda - C. Baudelaire




Dime, ¿ tu corazón alguna vez huye, Ágata,
Lejos del negro océano de la inmunda ciudad,
Hacia otro océano donde el resplandor estalle,
Azul, claro, profundo, como la virginidad?
Dime, ¿tu corazón alguna vez huye, Ágata?

¡La mar, la vasta mar, consuela nuestros trabajos!
¿Qué demonio ha dotado a la mar, ronca cantante
Que acompaña el inmenso órgano de los vientos gruñidores,
De esta función sublime de arrulladora?
¡La mar, al vasta mar, consuela nuestros trabajos!!

¡Llévame, vagón! ¡Levantame, fragata!
¡Lejos! ¡lejos! ¡aquí el lodo formado está por nuestras lágrimas!
-¿Es cierto que, a veces, el triste corazón de Ágata
Dice: "Lejos de remordimientos, de crímenes, de dolores,
Llévame, vagón; levantame, fragata"?

¡Cuan lejos estás, paraíso perfumado!
Donde bajo un claro azur todo es amor y alegría,
Donde lo que se ama es digno de ser amado,
¡Dónde, en la voluptuosidad pura el corazón se ahoga!
¡Cuan lejos estás, paraíso perfumado!

Pero, el verde paraíso de los amores infantiles,
Las carreras, las canciones, los besos, los ramilletes,
Los violines vibrando tras las colinas,
Con los jarros de vino, la tarde, entre las frondas,
-Pero, el verde paraíso de los amores infantiles,

El inocente paraíso, lleno de placeres furtivos,
¿ha quedado ya más lejos que la India y que la China?
¡se puede recordar con gritos plañideros
Y animarlo todavia de una voz argentina,
El inocente paraíso lleno de placeres furtivos!
Ofelia

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