¡Qué me importa que seas sabia?
¡Sé bella y sé triste! Las lágrimas
añaden un encanto al rostro,
como el río al paisaje;
el viento rejuvenece las flores.
Te amo sobre todo cuando la alegría
huye de tu frente vencida;
cuando en tu presente se explaya
la nube horrible del pasado.
Te quiero cuando tu gran ojo derrama
un agua caliente como la sangre;
cuando a pesar de que mi mano te mece,
tu angustia, muy pesada, taladra
como un ronquido de agonizante.
¡Yo aspiro, voluptuosidad divina,
himno profundo, delicioso,
todos los sollozos de tu pecho,
y creo que tu corazón se ilumina
con las perlas que derraman tus ojos.
(la cancion no es muy allá, pero me gusta como suena en francés)
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